Te vi entrar desde las alturas, blanca y radiante, con tus dos amores al pie del altar, Fernando y tu Esperanza, tantas cosas hemos vivido la familia, tantos ratos, que en aquel momento sólo pude hacer una cosa, manchar de lágrimas la pantalla de mi cámara, lo que no consiguieron tantos momentos tristes y tensos que viví con mi cámara, lo consiguió mi prima, esa delicada morena que se hizo capillita rebuscando capirotes con nosotros por las calles del centro, recompuse la figura y comencé a hacer una de las pocas cosas que hago regular en esta vida, ahí te dejo la primera, cuando volváis de Italia os mostraré el resto.
P. D. En Venecia recordad pasar entre las columnas de San Servando y el León y volveréis a la ciudad en la que este que os habla le creció un nuevo corazón.
2 comentarios:
Que se cumplan sus sueños.
Bonito regalo amigo...
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