Había estado preocupada por las dos. Había escuchado los ruegos que por ambas se elevaron hacía Ella y ayer por fin os vio. En una de esas historias que ocurren en Sevilla alrededor de sus imágenes (o de sus muñecos, que dicen los progres). Lola y su madre Reyes, soportaron la cola que alcanzaba Alemanes para darte las gracias porque todo habia ido bien. Se presentó ante ti con su bien más preciado, su hija, y tu la miraste y sonreiste, como si le dijeras "salud para criarla", porqué así es la fe, no nos sentimos mejor que nadie por tenerla pero si queremos que nos dejen vivirla, para que historias como las de Lola sigan existiendo. Pronto la veremos bautizar, y aquella noche Isleña de tila, teléfono e intranquilidad nos parecerá un mal sueño.
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