domingo, 15 de junio de 2008

TOMOKO


Tomoko Hitami desembocó en Sevilla un lunes santo, con su poco de castellano saludó al taxista.
- Hola yo soy Tomoko.
- Es como un resfriado mío, dijo entre dientes el taxista, donde va.
- Hotel los Lebreros.
El calor era incesante y justo cuando llegaba a la puerta un gran carro de madera aparentemente sin ruedas avanzaba por la calle lateral del hotel, delante iban unos picos negros muy llamativos que en apariencia se movían en la distancia de manera acompasada, una extraña melodía de viento y tambores acompañaban a esas figuras que seguro no llevaba ruedas, era imposible el movimiento lateral, subió las maletas y bajó mientras una imagen de la Virgen era protegida del calor de la tarde con un toldo, entonces Tomoko tuvo otra visión debajo de aquellos picos oscuros iban personas vestidas con una gran túnica que para el calor de la tarde quizás no era lo mejor.
Los siguientes días fueron pasando entre personas con picos en la cabeza e imagenes encima de carros tirados por personas, mientras el Silencio iba por calle Aponte lo tuvo claro, ella siempre había sido observadora y eso lo había visto esos días al menos tres veces y su guia siempre lo expresó de la misma forma, así que en ese instante ella se adelantó y le dijo:
-Te has fijado que el costero derecho va botando.
Esa experiencia le marcó y Tomoko volvería a Sevilla al menos una vez al año, tantas veces volvió hasta que llegó a entender que su nombre era como el inicio de una alergia primaveral, to moco.

4 comentarios:

Diego Romero dijo...

Con la nariz tan chica que tiene no me extraña que sea to moco.
De aquí a poco, la vemos de cangrejera en el Herodes y en el pasacalle de la Centuria con las lágrimás sartás.

P.D. Toy viendo que se van a ir de vacaciones los de la calle Gerona y no me jinco el coronel...

Moe de Triana dijo...

¡Que maravilla de entrada miarma!

Me ha hecho una jartá de gracia, desde luego esta Sevilla es punto de encuentro de un mogollón de culturas...

A los hijos de sol naciente en concreto, no se que le inspirará esto que tanto les gusta venir por aquí, y jincarse sus medias botellitas, comerse sus tortillita de camarones, sus papitaliñá, su canne con tomate(ya voy dándome cuenta de porque les gusta tanto esto...)

Yo me veo allí del tirón, una Semana Santa formá...

¡¡Ole las cualillas kalatekas!!

Un saludasso canónigo.

P.D: Vuelvo a decirlo, esta semana me puedo escapar cualquier diita a cualquier hora, martes, miércoles...Usté dice.

Diego Romero dijo...

Po ya está to dicho: el martes a las nueve en el sitio.

P.D. No te lleves a la Tomoko, no vaya ser que asuste a las espinacas.

nazareno y oro dijo...

E esa le va a pasar como a la compañera japonesa de mi compadre: dice que para vivir necesita chocos.....Después a su hija le puso un nombre japonés pero que se traducía por Verde esperanza...

LA ÚLTIMA PRINGÁ

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