miércoles, 30 de abril de 2008

INFANCIA


Viajaba entre tus brazos recordando, aquella intensa luz de domingo de ramos por la mañana.
Acariciaba entre los dedos mi cíngulo que estaba suave, muy suave como el pelo ennegrecido de mi madre, la misma que me había puesto la túnica, la misma que me dio esta estampa para que la llevara en el fondo del canasto repleto de caramelos, llegaré hasta la catedral con mi padre que lleva una vara a mi lado, me han levantado el antifaz, pero en el momento que no me vean me lo echaré que así es como deben de ir los nazarenos de verdad.

1 comentario:

el aguaó dijo...

El texto le da esa pincelada para rematar la imagen. Magnífico querido amigo. Felicidades.

Un abrazo.

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