Ángeles de luz buscaban un camino para andarte. Terminaban las sombras y nacía la luz. Se despertaban los recuerdos de lo acaecido. Y el cansancio se convertía en compañero inseparable. La noche y su oscuridad amortiguaban aun la melancolía que traería el mediodía. Los sones eran de alegría y la vestimenta pasional. Amaneció en la Campana. Café y aguardiente para esperarte con el sol de Virgen de los Reyes. Un sol en el que empiezas a darte de cuenta de que está empezando la Semana Santa del siguiente año. Ya no hay tristeza. Hay recuerdos y cansancio. No hay tristeza porque has conseguido empezar un año más el ciclo. Ese que acabará con el primer nazareno en la calle.
jueves, 2 de octubre de 2008
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