A veces somos sombras. Sombras inquietantes que buscan la luz sin ni tan siquiera recordarla. A veces somos sombras que vagan sin rumbo por este mundo errantes y sin esperanza. Sombras antes y después de las batallas cotidianas. Sombras sin alma o con el alma oculta. Sombras que se vierten en ciudades que anulan a los individuos. Estas sombras se vinieron conmigo desde los adoquines del Coliseo Romano. Las sombras que buscaban su lugar en el mundo.
lunes, 17 de noviembre de 2008
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2 comentarios:
Ele ahí las sombras por fin.
Genial.
A veces somos sueños de sombras.
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