Se mezclaban las sombras y las luces en aquella calle. Nunca sabré la respuesta de lo que aquel día te pregunté, pero ya no me importa saberlo. Es más olvidé hasta la pregunta. Y sabes que no me hiciste curioso. Fueron las rendijas de aquella noche las que me dejaron rezarte y fotografiarte mientras dentro había cultos. Hoy hace un año de aquello. Hoy hace un año de aquella visita a ese Cristo que tantas veces me ha servido en esos caminos de adoquines por los que a veces ando. Cuando la luz en mi vida sólo entra por rendijas.
lunes, 2 de febrero de 2009
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5 comentarios:
Impresionante, todo lleno de luz.
Un abrazo, Canónigo de mi arma.
Preciosa imagen.
Hijo ¡qué belleza! cómo llega la foto...
La belleza de su muerte derramando Salud...
ES usted un maestro. De muchas cosas. He dicho, ¡hala.!
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