Hoy me acordé de ti, Rocío, un rato en el que las menudencias de la vida, se iban, poco a poco, pero me acordé de ti, enrabietado te puse contra mi camino y juré y perjuré que este año mi senda sería otra; y no había ni pestañeado cuando mi pensar, sentir, vivir, o como quieras llamarlo cambió como de la noche al día, no sé si es que necesitas al peor de tus hijos al lado, yo si sé porque no puedo enamorarme de Ella y eso te la agradezco, pero el resto me pareció pasarte, al fin y al cabo, me tienes ganado sabes que no soy nadie sin escuchar un cohete y ver una carreta andar, Rocío, si me dejas te espero, donde siempre, en cada momento, que te voy a contar que tu no sepas.
sábado, 26 de enero de 2008
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