
Me suenan los recuerdos en la mente. Suenan claros y rotundos. Rodeado de decretos y de leyes. Se me escapa un suspiro pensando en el primer viernes de marzo, ese que viene pronto, ya. Rodeando en un abrazo San Antonio Abad, allá donde el nazareno amigo baja cada año para comentar conmigo el besapiés de su Cristo. Será viernes de taquilla y visita a cultos, de 1.8 de diafragma para que no se me olvide la piel de fotógrafo. Se acerca a pasos agigantados la que todo lo puede, la que me llena de emoción y de sonrisas, de esas sonrisas que no se esbozan pero que se sienten cerca, muy cerca del corazón. Sigo con la reordenación del sector público.