A mi mujer.
La noche se separa del día con ese secreto color de la ceniza. Un nuevo miércoles de ceniza para mi. Una nueva manera de adentrarme en la Cuaresma, colgado de tus ojos. Suspirando por tus besos y deseando vivir cuaresmas eternas a tu vera.
Mientras dos de nuestros titulares están de quinario, tu corazón y el mio se han entrelazado como el esparto en los cinturones.
Mañana será un día complicado para mi y tus palabras y tus besos son el salvavidas que me hacia falta para asaltar cualquier fortaleza.
Eres mi sueño, en el nacimiento de la Cuaresma, un sueño tangible que me besa y me abraza y que me salva de la vida cuando se vuelve de hormigón. Te has convertido en mi mejor mitad.