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A los que andarán el día 12 en la puerta de Santa Catalina.
- Recuerdo cuando mi bisabuelo le contó a mi abuelo como perdimos nuestros recuerdos.
" Nos creíamos muy especiales y no cuidamos nada de lo que teníamos. Eso que habíamos heredado desde muchos siglos anteriores y todo se acabó. Nunca volvimos a ver una piedra sobre otra. Descuidamos nuestra esencia por adquirir la esencia de otros. Y así perdimos la herencia de nuestra historia. Nos acusaron de intentar salvar focas en vez de fijarnos en el futuro. Sin darnos cuenta de que la esencia de nuestro futuro estaba enclavada precisamente en las esencias heredadas de nuestro pasado. Así fuimos disolviendo nuestros recuerdos; porque no nos acusaran de antiguos, porque no nos tacharan de retrógrados. Y siguieron cayendo las luces del pasado y brillando en el futuro luces bastardas; luces que no eran heredadas, que venían de otras sociedades, de otras personas. Vituperamos nuestras tradiciones y adquirimos otras que venían importadas como si siempre hubieran estado con nosotros. Cambiamos nuestros iconos en pos de un erróneo progreso del que trataron de convencernos desde corrientes supuestamente progresistas. Olvidamos lo que nació de nuestras entrañas y adoptamos, imágenes y tradiciones de otras latitudes. Dejamos de lado a nuestras imágenes por iconos de otros lugares que pusimos en camisetas y posters. Y al final se cayó nuestro recuerdo. Se derrumbó nuestra memoria y cuando despertamos una mañana habíamos dejado de recordar lo que nos contaron nuestros abuelos, aquello que nos forjó la memoria."
Epílogo: A mi abuelo Tomás, un tipo de Valladolid que nunca fue capillita, ni sevillanito, pero si algo entendió fue la libertad del ser, por luchar por lo que creía correcto y la necesidad de no olvidar nunca nuestra historia y como ya os he dicho alguna vez era de los que oía la radio a escondidas cuando eso estaba prohibido.