Te debía la visita con Ella. Ya fui a contarte que sus besos eran mios. Y los mios suyos. Pero quería que nos vieras juntos. Quería que notaras esa extraña y hermosa luz que brota de nuestros ojos. Quería contarte lo especial que es. Quería agradecerte haberla cruzado en mi camino. Quería que supieras muchas cosas. Y sólo pude hacerte un par de fotos, mediocres. Y mirarte y emocionarme. Y aguantar mis lágrimas para no dar la nota. Sólo cuando salí de su mano me sentí tan feliz que no pudo soportarlas más. Estabas tan bonita y de mi mano, saliendo de nuestra Iglesia de ver a una de nuestras Vírgenes. Domingo luminoso. Como tus ojos. Como sus lágrimas. Gracias Madre por recordarme la alegría. Gracias Lola por convertirte en mi sonrisa.
lunes, 1 de diciembre de 2008
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4 comentarios:
Tal vez en Sevilla las miradas a los ojos de nuestras vírgenes hayan echo más por una unión que las miradas entre los propios enamorados.
Genial mi querido Canónigo.Es muy especial ver la mirada de tu virge y charlar con ella de vez en cuando .....
Un abrazo canino.
La Canina seguirá cavilando .....
Qué cosa tan bonita, madre mía.
Un fuerte abrazo.
Diste la nota (se te intuian las lagrimas), como tantos otros que nos emocionamos el domingo ante Ella.
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