OCURRIÓ

Lo que debía de pasar, pasó. Me estaba descuidando desde que acabó el verano. Poco a poco mi tableta de chocolate se convertía en un único abdominal repleto de cierre de bares. Nunca fue mi fuerte la estética pero aquello ya era demasiado. Debía de miccionar apuntando en el espejo del romy y poco a poco iba perdiendo la visión de mis pies. Cuando poco a poco me iba convenciendo ocurrió algo q ya me lo confirmó todo. Hasta él tenía menos barriga que yo. No se si fue el balón intragástrico o algún tipo de régimen. La cuestión es que hasta Gambrinus se veía más delgado que yo. El lunes de pentecostés empieza a crecer la cocina de nuestra casa y a decrecer mi barriga. Lo del lunes no es por dejarlo pasar es que ponerse en el Rocío como que no.