Aun recuerdo esta foto de la Cuaresma pasada. Desde una altura considerable oí esta marcha completa. Fue una de las pocas veces que me paré en Cuaresma. Una de esas paradas reparadoras para poder seguir adelante. Me encontraba subido en el palco superior de la sala que tiene Cajasol en la Plaza de San Francisco y allí permanecí solo. Oyendo. Y deseando no olvidar aquella melodía que estaba reparando los dolores propios del estres. Volví a la calle cuando acabó. Día a día aquella soledad musical se convirtió en un recuerdo placentero.
martes, 20 de enero de 2009
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