Que ingrata es la vida. Dios le da pan al que no tiene dientes. Son dos frases aplicables a ese instante en el que nos dimos la vuelta adentradonos en un rinconcillo del ídem y allí estaba. Media de caldereta, media pavía y media tortilla. Una lágrima circundó mi cara no había derecho. Tanto primor gastronómico desechado por alguien que no sabía lo que hacía. Dar las gracias al sorprendido camarero que nos quitó la horrorosa visión de una naturaleza muerta. Yo dejo eso y no me hablo en un mes, mínimo.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
A LA SOMBRA DE ROCÍO Ya ha llegado la Virgen de nuevo a su casa. Ya hemos vuelto de verla en la calle, este año que hemos podido allí hemos ...
-
...que fébril la mirada, que diría el tango. Me paro a pensar que si esto que si aquello, que si para acá que si para allá. Y la fébril...
-
A LA SOMBRA DE ROCÍO Ya ha llegado la Virgen de nuevo a su casa. Ya hemos vuelto de verla en la calle, este año que hemos podido allí hemos ...
-
Pudiera llamarse Isabel. Pudiera ser que ha sido madre de su segundo y tercer hijo, los hermanos mellizos que convertirán su familia en ci...
3 comentarios:
Quillo, revisa tb las entradas antiguas, que en la denominada "PISTA III" te dejé una pregunta que no me has contestado. Saludos, el historiador
Será muerta pero menuda vida nos ha dado
Ja, ja, ja...qué buena entrada. ¡¡¡Y qué penita más grande de comida!!!
Un saludo.
Publicar un comentario