Al Amparo de la poca luz que queda por las tardes asaltas la ciudad. Buscas encontrarte contigo mismo cuando ya el frío del poniente refresca los muros impregnados de verano. Las hojas quemadas por el tiempo van y vienen en la danza que el viento les hace bailar.
Las calles van sintiendo el paso de los días y la lejanía de las playas. Poco a poco los atardeceres van llegando antes. Hasta ese instante en el que la noche vaya casi de manera consecutiva al mediodía. Entonces habremos abandonado esta estación y estaremos en invierno. Habrá caído la estación de las flores del mal.
4 comentarios:
Que buena tarde se puede echar en ese templete un día de estos en buena compañía
... para perderse...
Saludos
Antonio
Para perderse, como dice el amigo Antonio... pero perderse ¿dónde?, ¿en la realidad o su reflejo?
Un abrazo.
Lo breve, si es bueno, ya se sabe...Hermosísima entrada. ¡¡Enhorabuena!!
Un abrazo.
Publicar un comentario