martes, 12 de febrero de 2008

NAZARENO


Soy nazareno de Sevilla de una Sevilla endogámica a veces y abierta al extraño otras, pertenezco a ese tipo de persona que no comparte una Semana Santa en Matalascañas, para mí los Miércoles Santos son días mágicos, la túnica cuelga de una percha en el salón, indemne al paso del tiempo, tratas de saborear los momentos previos a ponertela, porque sabes que una vez puesta ya eres otra persona; el suelo siempre me parece aspero al tacto del pie desnudo, y con el sabor de la última torrija me voy al Arenal, donde el día se tiñe de azul para soñar una calle Adriano eterna, debes de llevar tu medalla al cuello, cuidado al cogerla, no sea que te pase como a mi un año, que sin querer cogí la del Rocío de Sanlucar, pasas las horas recordándote, pensándote, rezando y soñando con aquello que tu memoria te trae, no hay mejor ejercicio de introspección que salir de nazareno, todo lo bueno y lo malo se magnifica, hay demasiado tiempo para pensar y una vez acabada la estación vuelves orgulloso de tu túnica y deseando ver el barreño con agua y sal y las torrijas, en todo eso se piensa cuando se va de vuelta, eso si, por el camino más corto.

3 comentarios:

el aguaó dijo...

Sublime querido Canónigo. Has simplificado de manera sutil, la salida de penitencia.

Un fuerte abrazo.

P.D. Presté atención por si te veía ayer en el Via Crucis del Consejo, pero no dí contigo.

del porvenir dijo...

Fántastica la foto... y los ojos del nazareno

Antonio dijo...

Desde luego, con tan pocas palabras no se puede describir mejor. Consigues que me identifique plenamente, y que se me aceleré el ritmo cardíaco pensando en ello. Y

Grande el final... deseando ver el barreño con agua y sal y las torrijas, en todo eso se piensa cuando se va de vuelta, eso si, por el camino más corto.

Saludos
Antonio

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