Nunca he nombrado una entrada con tu nombre. Nunca te he dicho a la cara que te quiero. Siempre he usado vericuetos para no nombrarte. Siempre he usado metáforas interminables para adorar tus excelencias. Hoy te nombro y te renombro para sentirte tan cerca como pueda. Hoy te doy mis letras para nombrarte. Hoy Sevilla, te quiero y sólo deseo saberme en ti para siempre. Eres mi sangre. Eres mi alma. Eres consuelo. Eres refugio. Eres Sevilla mis entrañas misma esas a las que llegaste el día que nací y allí te quedaste para siempre.
sábado, 6 de septiembre de 2008
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4 comentarios:
Iba a decirte que esta entrada te ha salido como una chicotá. Pero no: ha sido una levantá. Te ha salido un impulso con el que has elevado a Sevilla a los cielos. Hermosísima entrada.
Un placer saludarte por primera vez.
Pues mira, siempre hay una primera vez, y menuda primera vez! eso si que es amor eh lo demás tonterías!
Genial post niño! saludos.
Aysss esa Sevilla, como inspira, y no me extraña nada!.
Tu nombre, que bien me suena...
Eso sólo lo puede decir, sentir o pensar un privilegiado por haber nacido en su seno, porque no te quepa duda que naciendo aquí somos tocados en gracia.
Me encanta como escribes, me encanta, me trasmite y además me haces partícipe de tus sentimientos. Gracias.
¡Que bien suena su nombre con tus palabras!
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