Tenue era la luz que acompañaba a las sombras. Tan tenue que aquella corte celestial se apreciaba muy poco. Amanecía de repente. Aquel amanecer era como un amor de verano. Fugaz pero intenso. Poco a poco la luz fue inundando las bóvedas. Y fueron apareciendo etapas de la vida. Imágenes. Arte. Historia. Todo reunido entre unas paredes, coronadas por un techo en el que las cohortes celestiales ponían el broche a un universo celestial como aquel.
Me fui tras horas de estar sentado, viendo como la luz comulgaba con aquellas paredes y sobre todo con aquel techo.
1 comentario:
El techo de un soñador...
Publicar un comentario