jueves, 7 de agosto de 2008

TECHOS


Tenue era la luz que acompañaba a las sombras. Tan tenue que aquella corte celestial se apreciaba muy poco. Amanecía de repente. Aquel amanecer era como un amor de verano. Fugaz pero intenso. Poco a poco la luz fue inundando las bóvedas. Y fueron apareciendo etapas de la vida. Imágenes. Arte. Historia. Todo reunido entre unas paredes, coronadas por un techo en el que las cohortes celestiales ponían el broche a un universo celestial como aquel.
Me fui tras horas de estar sentado, viendo como la luz comulgaba con aquellas paredes y sobre todo con aquel techo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El techo de un soñador...

LA ÚLTIMA PRINGÁ

 Extraña sensación la de decir que tienes que ir a un bar a comerte un montaito antes de que cierre el domingo y que el camarero descendient...