Un beso entrañable. Un beso anual de los hijos a la Madre. Allá dónde el Hijo aunque Cautivo, nunca está solo. Allí crecen los besos en forma de bolsas, llenas de lo que cada uno puede. Porque todo el que sabe de apreturas sabe convertir besos en alimentos. Allí estará mi hermano y su tropa para clasificar y llevar esos besos que se convierten en desayunos, o en pañales, o en almuerzos,...,en esas casas donde no hay de nada. El orgullo de este que les escribe cómo el último de los Genovevos, va en esas bolsas que se ofrendan a una Madre, para esos hijos que no tienen lo básico. Hace mucho que Mercedes es la única Virgen que llora de alegría. Y lo mejor es que cuando vuelves de verla el día de su Santo, vienes con el alma renovada y su sonrisa en la memoria. Tardé en encontrarte Madre, pero al menos te encontré. Ahora mi Lola descansa un rato para mañana volver a verte. Felicidades Madre, un beso del último de tus hijos.
sábado, 24 de septiembre de 2016
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