Aquel tuvo el beneficio de su sonrisa. Aún no había nacido la luz aquella mañana y ya había visto sus ojos. Cuando Ella entró a trabajar yo crucé el Puente y tras santiguarme ante la Virgen del Carmen vi los primeros destellos de la mañana elevarse por la Catedral. Pasee por las calles cuando aun estaban semi -desiertas y me traje un par de fotos de una Sevilla naciente. El principio de un viernes llegó con unas luces increíbles y su mensaje en mi móvil, sonreí y seguí absorto con esos rincones.
viernes, 19 de junio de 2009
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