miércoles, 26 de marzo de 2008

LLOVÍA


Noté como las gotas circulaban por encima de mi impermeable, era miércoles santo, un día poco acostumbrado a las lluvias; y allí estaba yo, me sentía extraño, en vez de tener una túnica azul empapada, llevaba un impermeable rojo y por mi cabeza chorreaba agua; allí me los encontré, parecían padre e hijo, y de la mano iban a refugiarse entre las galerías maestrantes; a pesar de estar en el lado equivocado, me sentí aliviado al saber que con mi cámara podía contar como se transmite la tradición de una estación de penitencia, aunque sea bajo la lluvia y sin sacar tus pasos.

1 comentario:

el aguaó dijo...

Sabía que lo expresarías de la mejor forma...

Eres un crack.

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