Cuando llegué a la Iglesia aun faltaba más de media hora para que mi prima uniera su vida a la de su Amor, y allí te encontré serena, como siempre, mirándome como el primer día que lo hiciste desde tu atalaya de flores y cera, me quedé mirándote y me pareció que sonreías, tuvo que ser el frío, o el trasnochar de la madrugada anterior, pero hubiera asegurado que sonreíste, se casaban dos hijos tuyos, que desde la periferia de la ciudad fueron a coincidir, en la calle Larga, además se habían reunido junto a ti, muchos trianeros que tuvieron que irse a otras zonas de la ciudad o incluso del país, así que si no fue mi imaginación y en algún momento sonreíste, no me extraña, motivos tenías para hacerlo, Madre.
domingo, 16 de diciembre de 2007
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2 comentarios:
Seguro que la viste sonreir,no fue cosa tuya...Ella es de Triana y como su gente,tiene esa forma de ser característica.Por la ocasión del otro día que aquí cuentas,seguro que te sonrió...Mañana iré a verla,a felicitarla y a que me dedique una sonrisa a mi tambien...
Genial imagen amigo. Eres un poeta de la cámara.
Un abrazo.
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