lunes, 8 de mayo de 2017

LA VIDA ES BELLA

“Esta fiesta la hace un devoto, con el dinero de otro.” 



 Aún con los zapatos llenos de albero y barro y la túnica por recoger de la tintorería empieza en Sevilla ese tiempo que entre Rocío, Corpus y Glorias,...,nos lleva a la canícula, que aunque suene a emperador romano no es más que la "caló.
Una vez pasados los días grandes deberíamos reflexionar sobre los derroteros que está tomando esta ciudad y por ende sus fiestas mayores.
No soy el abuelo cebolleta aunque ya tengo edad para decir "esto antes era campo", y he visto transformarse las fiestas de Sevilla, empezando por la Velá del Cerro, que pasó de una fiesta que se vivía calle a calle y bloque a bloque, a una verbena arrinconada.
Más que ponernos en plan sevillana del Pali sobre lo que se fue, deberíamos pensar el hacia dónde vamos.
Esta ciudad y su alcalde me recuerdan a aquella película llamada "Hombres de Honor" en la que Robert de Niro repetía varias veces el decálogo del buzo de la Marina y tras describir las penalidades del Buzo culminaba diciendo "...coño no sé quién querría ser buzo de la Marina."
Pues lo mismo aquí hagas lo que hagas siendo alcalde nunca acertaras, si crees que debes ampliar la feria, protestaran porque preguntes, no votaran, ridiculizaran al que lo haga y después se quejaran por el resultado y la consiguiente ampliación. Que no quiere decir que yo esté de acuerdo con esa ampliación, ojo. Pero para una vez que nos preguntan...
Luego está el engendro que ha resultado, feriantes muy descontentos porque han perdido su sábado de feria, días de feria en Chamberi, tablaos callejeros para actuaciones suspendidas, botellonas, bares clandestinos en mesa de playa, y una extraña feria que siempre ha sido nuestra y ahora vira peligrosamente al exterior. Siempre nos quedaran los reportajes de Canal Sur (la de ellos), que representando las 7 (SI YA SE QUE SON 8 EN LOS ATLAS) provincias andaluzas nos contaran como sus casetas son públicas, como si eso fuera sinónimo de fiesta abierta, cuando la feria de Sevilla siempre ha sido abierta con el de fuera..., y ahora me dirán "hombree si conoces a alguien...", tratad de ir al Carnaval de Cádiz o las Colombinas..., sin conocer a nadie, verás. Las fiestas deben ser abiertas pero no por decreto. Aquí siempre hemos acogido al que venía y siempre han habido casetas de acceso libre, aunque no veo del todo mal el centro de interpretación de la feria instalado en la antigua caseta de Abengoa. Por guerrear este año se ha guerreado hasta por el color de los farolillos, para los daltónicos a posta, siempre han existido los farolillos naranjas, no han sido nuevos de este año porque esté Ciudadanos.
Acabo la feria, que ha sido triste en lo personal, con la misma sensación que la Semana Santa, hay que ser más autocríticos en todos los ámbitos, no sólo los que mandan, no "se están cargando la feria", "nos estamos cargando la feria", porque no sólo el consistorio está dando palos de ciego, los lobbys de esta ciudad, cuando no es uno, es otro, y los ciudadanos con esa crítica constructiva, con la constructividad de una bomba atómica.
Tenemos que tener claro hacía donde vamos, y hacia donde queremos que vaya Sevilla, y si seguimos estirando cuando uno de una punta acabará rompiéndose y después vendrán los llantos y las esquelas, que hasta eso se nos da bien en esta tierra. La feria en la que la Pata de Pollo volvió al Real, y en la que ya se dejó ver a Murillo como prólogo de su año, se despide con la necesidad de una profunda reflexión, y no sólo por parte de los que mandan.
Sevilla en fiestas, esa selva que puede abducirte y expulsarte, con la belleza de lo natural y la repulsión de lo bajuno.
Ante todo no sean como los patos que se empeñan en chocar entre ellos y disfruten, que como dijo Benigni, la vida es bella y en Sevilla, y en fiestas, más..., espero que hayan disfrutado y ahora a reflexionar para que en años venideros sigamos disfrutando. Ea con Dios.







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