domingo, 16 de marzo de 2014

PIEDAD

Allí te encontré en la soledad de tu hijo muerto. Allí estabas en tu altar mayor ese que llenas como el sol llena los campos en la amanecida. Nunca veo tu mirada en el paso, porque cuando te acompañaba solía ir detrás de ti. Este año parece ser Madre que tampoco habrá Baratillo, pero allí estabas tu para llenarme con tu presencia y servir de olvido en mi leve desesperanza. Don Otto terminaba dentro de la sacristia, alguna de sus tantas tareas por la hermandad y Oscar acababa de apagar luces, mi amigo Oscar ese gran hombre que suple en corazón su ausencia de centimetros.Y allí seguí mirándote extasiado como si no te hubiera visto nunca. Dicen los esquimales que quien ve una aurora boreal, nunca le faltará luz en su vida, y mirarte Madre mía me daba luz. El miércoles Santo no te veré, pero tu visión el sábado por la noche me ha dado una luz y una paz de espíritu que me hará soportarlo. Fuera de la capilla la vida seguía su curso, hoy casí llegando al lunes aun tengo tu cara en la memoria, gracias Madre.

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