domingo, 20 de febrero de 2011

AY ROGELIO



Ay compañero yo que había abandonado este barco una temporadita, para centrar mi mente en las oposiciones, y en buscar dinero de debajo de las piedras. Yo que quería quitarme un poco de enmedio para centrarme en decretos y leyes. Y viene la sombra de tu perdida, que es la mía, la nuestra; y me rebusca para mandarte un abrazo grande desde este pequeño rinconcito. Esta mañana tu entereza, tu fe, tus palabras..., compañero de mayor quiero ser como tu. Sólo decirte que aunque nos veamos de tarde en tarde, aquí un amigo, te envío la mano de mi Cristo. Esa que tanto me apoya a mi en lo cotidiano.

1 comentario:

Rosa G. Perea dijo...

Antonio, te leo y siento el abrazo a Rogelio desde mi casa.
Un beso fuerte, por ser así, de verdad, de lo que no queda.

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