jueves, 6 de abril de 2017

ETERNIDAD GENOVEVA


Se adentra la noche en madrugada y ahora mismo las imágenes mentales de hace un rato rondan mi cortex cerebral sin querer abandonarlo.
Vengo de ver como el Señor Cautivo y nunca Abandonado subía a su paso y me ha servido para entender el concepto de eternidad. La oscuridad de la iglesia, el Señor adentrándose entre hermanos de la Junta con cirios. Su Divina cabeza a la luz de los cirios. Instantes eternos, que duraran y perduraran de por vida en mi memoria. Pregonero emocionado y roto a llorar como si el alma la tuviera atravesada por una flecha de amor a Cristo. Mi Lola llorando, un fiscal del cruz nervioso cuando el Señor se elevaba entre las manos de mis hermanos, un coro que suena a música hecha con el alma y mi Edu leyendo a su Cristo, con la voz entrecortada por momentos. La eternidad habita en el vuelo de tu túnica, en la sonrisa de Reme, en tu figura recortándose entre tus hijos, en las manos que te tocan para poder verte, y en las que te tocan para aferrarse al clavo ardiendo de tus manos atadas.
Hoy el tiempo no ha pasado.  Hoy Señor ya va acabándose la primera hora del jueves y aunque dentro de cuatro horas suena el despertador no se como voy a conseguir dormir mi inyección cautiva de eternidad que traigo de tu mirada. Que mal ratito más bueno al verte subir al paso. Este año el lunes santo la misa de por la mañana y cuando Lola salga de trabajar y yo haya fotografiado mis obligaciones a llenarnos de Cautivo y de Mercedes, que hoy te miraba entre orgullosa y preocupada desde su paso.
Señor cuida de los que me quieren y de los que no. Amén.

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