domingo, 5 de enero de 2014
BALTASAR Y UN BOTE DE MELVA CANUTERA
Tenía la cara roja de tanto frotarse la pintura negra que le acercaba a la monarquía de Oriente. Venía de darle Esperanza e ilusión a los que ya hace tiempo que no la conocían. Repartió regalos en uno de esos recónditos lugares del centro de Sevilla, donde se cuida a los más mayores. Amistad, hermandad, y Caridad a raudales. Repleto de sonrisas baratilleras. Con ese alma de buena persona que tiene desde que lo conozco. Baltasar había repartido regalos y sonrisas y ahora ya en la soledad de su casa; volvía a su vida. Baltasar sabe que siempre tendrá mi cariño y amistad; aunque su poca vista deportiva haga que aun nos deba un bote de melva canutera.
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