viernes, 1 de noviembre de 2013

DE SANTOS Y DIFUNTOS

Allí estabas deslumbrante entre la oscuridad de tu ropa que denotaba la llegada de Noviembre. Pasaba la vida pausada y rápida por tu puerta y allí me quedé mirando tu mirar, tus ojos llorosos mirando a tu hijo. Allí no había IBEX, ni jalogüin, ni nada de nada. Sólo la verdad de tu mirada. La Piedad de tu gesto derramando el amor al mundo.

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