
Podría llamarse Eduardo. Podría tener su reino halla donde el Sol se cruza con Espadas. Pasa su día entre cafés y cruzcampos glaciales(doy fe). Entraba y salía de las penumbras de la barra, con la soltura del que domina los elementos. Posó orgulloso de las cicatrices de tinta que la vida dejó en su camino. Allí quedó orgulloso de su mundo y de allí me fui contento con haberlo retratado.
5 comentarios:
No se puede tener màs arte "viendo" las fotos. Qué ojo!! (Y qué corazón de amigo de verdad, de los de 24horas, qué sé yo de lo que hablo)
Bieeennn... a ver si un dia de estos me enseñas esa tasca de glaciales cruzcampos.... Saludos maestro.
¿pero donde estan estos templos glaciales? Por favor no nos dejes con la incognita
Seré capullo, con todas las veces que paso por esa esquina y nunca me ha dado por entrar. De la semana que viene no pasa.
Por cierto, ¿se parece pco a Pepe Yebra, no?
Un abrazo Antonio, hace una hartá de tiempo que no coincidimos, y de vez en cuando me da alegría encontrarte.
Un abrazo
De cuando la imagen vale más que mil palabras.
Buena foto, enhorabuena.
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