martes, 7 de abril de 2009

MADRUGADA DE NOSTALGIAS


Buscaba una razón para dormir. Una razón para dar por hecho que el lunes santo se había acabado. Me remitía al dolor de pies. Y eso no era suficiente para dormir una noche de lunes santo. La luna se enredaba entre unas nubes extrañas de esas en las que no quieres ni pensar lo que significan. Me crucé con este nazareno, el de la foto, hace mucho.Una tarde hacía ya. Casí doce horas.Pero ese nazareno estaba hace más dentro de mi. La primera vez que me atrajo la soledad del penitente. Y esta Semana Santa se me clavó en el alma, y allí seguía, impertérrita a desasosiegos a hoguera de vanidades y a la política. La fiesta y la soledad unidas frente a frente. La única verdad la que se esconde en los ojos del antifaz penitente. Dolían los pies y hacía sueño, aun resonaba en mis oídos los ecos de Tus Dolores son mis Penas. Me aferraba al lunes Santo; en la televisión a la Virgen de las Aguas le tocaban Caridad del Guadalquivir. Miré mi túnica azul arenal con botones blancos que colgaba de la lampara, recordé su sonrisa, esa en la que me apoyaré el Miércoles Santo cuando un poco más allá de la madrugada mis pies estén destrozados. Quizás sea el momento de dormir. Viviendo la magia de lo eterno. Sintiendo el dolor de la partida. De esa partida que se irá convirtiendo en realidad con el paso de los días.

1 comentario:

Híspalis dijo...

Descansa pero despierta pronto que la ciudad no espera y esta semana hay que vivirla intensamente...

Un fuerte abrazo.

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