Cogió el cuchillo con destreza
y desmembró aquel mollete
con afilado estilete
lo situó en ambos piezas.
Se acercó hasta el embutido
que entre el vulgo fue nombrado
con nombre que desubicado
con ladrón es confundido.
Con el cuchillo cortando
quitó la tripa adyacente
y allí, entre tanta gente
su obra se fue creando.
Ya sólo quedó un instante
el de unir los componentes
nació de manera consecuente
el montaito de picante.
6 comentarios:
Gracias por la visita. Mira que no me gusta el picante, pero me ha entrado un hambre que no digo ná.
Todavía me quedan dos horas para almorzar
El jamón no vea cómo está con unos piquitos .......
Ufff miarma ......
La Canina seguirá cavilando ......
una poesia con mucho arte,ehnrabuena por tu blog.
... me salen doooosss....
Que maravilla de entrada, estos versos tuyos sobre las cositas de los bares me llegan al corassonssito miarma.
¡Ole de verdá!
Corta eso más finito niño...
¡Un saludasso!
Te aseguro que incluso lo he olido...
Publicar un comentario