martes, 29 de diciembre de 2015

PUNTO Y FINAL

La noche tenía cierto aroma de derrota. Noche gris de aire tenso que ululaba desvistiendo árboles en Sevilla Este. En televisión recordaban el día de los inocentes, de esos inocentes que aparecen en la biblia, porque está sociedad no confesional tiene regusto a católica. Y allí estaba yo, recordando, y asumiendo el paso del tiempo. La Navidad y su meláncolia, las enfermedades que nos rodean y ese estrecho sinsabor de sueros y quimios. El cielo seguía marrón como la parda estameña de nuestras hermanitas y a mis 43 años seguía tratando de encontrar ese destino laboral que nunca llega. El zapping me acercó al "drama" de la clase política, a un millón de euros en un altillo y a unos de unidad popular, votando por desunir un pueblo.Mientras seguían los anuncios en el intermedio de esa serie que reveia(bendita ficción)leí el sensanto artículo de Ignacio Diaz Pérez, gracias por la cita, y pensé en lo fácil que sería ponerse de acuerdo, en respetar y ser respetado; lástima de ciudad que siendo tan bella engulle a sus hijos...Entonces recordé esta foto, de móvil, de esta misma mañana, mientras la Giralda se convertía en penumbra atrapada en un sol que se filtraba por las nubes. Recordé que hoy hace 12 años que mi hermana me convertía en tito, una noche de esas en la que yo volvía de cantar en un bar del Arenal con mi compadre Rafa, que ese día comenzó a salir con su actual mujer. Miré a mi Lola, la miré mientras dormía y no pude hacer otra cosa que sonreir. Aquella sonrisa era el espejo de la felicidad que inundaba mi alma y puse el siguiente punto, el que terminaba con esta reflexión en voz alta.

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