miércoles, 11 de noviembre de 2015

UNA HERMANDAD

Por aquello de las redes sociales, pidiendo ayuda, por tratar de ver algunas de las iglesias de Jerez. Así me crucé con un grupo de tus hijos que nos acogieron como si nos conocieran de toda la vida. Llovía fuera y entramos en la Basílica donde moras, Cristo mio,buscando tu resguardo. He de confesarte que me quedé impactado al verte; Alberto, tu hijo que nos llevó hasta ti, nos contó toda tu historia. Hasta los hachazos en tus brazos por la sinrazón de la razón. Me quedé mirándote, hasta ese día sólo te había visto en fotos. He de confesarte que me impactaste, la dulzura de tu rostro, del que asume su destino sin más, imagino que aquel miliciano, sólo te dió un hachazo porque después te miró a la cara y ya no pudo hacerte nada más.Emanabas todas esas oraciones que año tras año y día tras día llegan hasta tus plantas, desprendías piedad y nos reconfortaste con esa mirada gacha de muerte. Tus hijos nos pasearon por Jerez todo el día y en la despedida dejamos amigos, a los que cuidaremos lo mejor que podamos porque lo merecen, y porque es necesario juntarse con buenas personas. Nos volvimos de Jerez contentos, y he de confesaros que este que os escribe se trajo una devoción más a quien rezarle en esos días en los que la vida te cala. Gracias a todos esos hermanos de la Lanzada de Jerez, que nos enseñaron como debe de ser una hermandad. Amen Cristo mio.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Contando como lo cuentas y conociendote lo que te conozco, estoy seguro que merece la pena hacer una visita. Un abrazo.

Unknown dijo...

Contando como lo cuentas y conociendote lo que te conozco, estoy seguro que merece la pena hacer una visita. Un abrazo.

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