Recién mezclada la tarde entre mis dedos. Desembocó mi vida en tus paredes. Aún hacía calor y tus bancos sirvieron para descansar a tus plantas. Otra vez tu en el paso Madre mía; yo que tanto tiempo estuve enfadado contigo, y ahora llegas a mi por todas mis venas. Esta tarde era una extraña mezcla de mediados de septiembre y miércoles de pasión; ese día en el que mi hermano(cuidamelo que esta dolorido) calculó la distancia de la Fe en la Madrugá. Me senté en el penúltimo banco allí desde donde vi partir a Alberto a tu encuentro. Cuanto he llorado en tu casa Madre mía; cuantas veces he ido a tus plantas en esas tardes en las que la lluvia de la vida calaba hasta el alma. Ay Macarena las veces que te he mirado desde la tristeza y las veces que me diste la Esperanza de Antonioni, esa Esperanza que no para hasta que te ve sonreír. Ahora ya es de noche, mi mujer ve uno de esos programas de ahora que sacan lo peor de cada casa, y yo la miro y la remiro y te agradezco Madre mía que me dieras las ganas que a veces se necesitan en esta vida, prendidas de su sonrisa.
viernes, 10 de septiembre de 2010
UNA TARDE DE SEPTIEMBRE
Recién mezclada la tarde entre mis dedos. Desembocó mi vida en tus paredes. Aún hacía calor y tus bancos sirvieron para descansar a tus plantas. Otra vez tu en el paso Madre mía; yo que tanto tiempo estuve enfadado contigo, y ahora llegas a mi por todas mis venas. Esta tarde era una extraña mezcla de mediados de septiembre y miércoles de pasión; ese día en el que mi hermano(cuidamelo que esta dolorido) calculó la distancia de la Fe en la Madrugá. Me senté en el penúltimo banco allí desde donde vi partir a Alberto a tu encuentro. Cuanto he llorado en tu casa Madre mía; cuantas veces he ido a tus plantas en esas tardes en las que la lluvia de la vida calaba hasta el alma. Ay Macarena las veces que te he mirado desde la tristeza y las veces que me diste la Esperanza de Antonioni, esa Esperanza que no para hasta que te ve sonreír. Ahora ya es de noche, mi mujer ve uno de esos programas de ahora que sacan lo peor de cada casa, y yo la miro y la remiro y te agradezco Madre mía que me dieras las ganas que a veces se necesitan en esta vida, prendidas de su sonrisa.
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7 comentarios:
Con la cámara eres inigualable pero creo que escribes mejor aún.
Eres como una fuente desbordada de sentimiento y los expresas divinamente.
Un abrazo Antonio.
Escribe como quieras, pero no dejes a tu mujer en evidencia, hombre.
Escribe como quieras, pero no dejes a tu mujer en evidencia, hombre.
Demuestras con las palabras lo que transmites con las imagenes.Saludos soy bogar
No dejas en evidencia, a nadie es cribes desdel corazon,lo que pasa es que tendrias que pensar por que ella esta viendo la tele y tu escribiendo .....un cordial saludo....
ella viendo la tele,tu escribiendo,tu fuente de inspiracion el menudo,rico,rico,rico y con fundamento
El anónimo es seguidor del Arguiñano como mi abuela... jajajajaja
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