Se pone el sol desde la calle Eduardo Dato, va posandose por el Charco de la Pava y desde el puente de los Bomberos la tarde expira entre nubes, naranjas y púrpuras de cielo, mientras encaré la cámara, el mundo pasaba a mi alrededor como un gran circuito de carreras, esquivando una bicicleta que venía por el carril, me fijé en lo rápido que iba todo y en que nadie miraba el atardecer, en ese instante me sentí la persona más importante del universo, me animé tanto que seguí moviéndome entre la acera y la calzada para aprovechar esa danza que se traían entre manos, el cielo, el sol y las nubes; hasta que el 23 me pasó muy cerca y su conductor pitando me recordó que ocho horas desde el Prado a Santa Aurelia no dan para ver nubecitas, aunque creo que envidiaba a ese loco que se paró enmedio de Eduardo Dato para ver un instante irrepetible, el momento en que la luz acaba y las tinieblas triunfan.
4 comentarios:
A esta foto solo le falta la silueta del Cristo de San Bernardo, aunque con esa luz lo veo difícil ¿no?
Acabo de ver música en tu foto.
Debo confesarte que hace tiempo que no me pasa con una foto en internet.
Muchísimas gracias.
Impresionante. La imagen y el texto. A veces, cuando alzo la vista al cielo y veo ponerse el sol y extenderse un manto de colores imposibles entre las nubes, pienso cuanta gente lo estará contemplando. Ahora se que tú sueles ser una de ellas.
Un abrazo.
A mi tambien me recuerda a las fotos de los aterdeceres en el puente de triana el viernes santo; parece como si faltara, enmarcada entre los dos faroles del puente de san Bernardo, el final descendiendo levemente de la cruz de carey del nazareno de la O, y terminando en el pequeño angelito cirineo.
Una luz muy guapa.
Publicar un comentario